Para ello acudiremos a la carpeta de impresoras (Inicio/Configuración/Impresoras ) y haremos doble clic sobre el icono Agregar impresora. A continuación se iniciará un nuevo asistente.
En la segunda pantalla que aparece, elegiremos la opción Impresora en red. A continuación se nos pedirá la ruta en la que se encuentra la impresora, en el formato \\nombre_equipo_servidor nombre_impresora. Sin embargo, si no lo conocemos o no queremos complicarnos la vida, lo mejor es pinchar sobre Examinar. De esta manera, nos aparecerá el listado de todos los equipos de la red, entre los que tendremos que buscar el que tiene la impresora instalada, y seleccionarla. Pulsaremos Aceptar y volveremos a la pantalla anterior, donde sólo se nos ofrecerá una nueva opción, que es la de permitir que los programas de MS-DOS impriman en esta impresora. Si activamos esta opción, muy útil para aplicaciones antiguas, la salida del puerto LPT1 se redireccionará hacia esta impresora de la red.
Tras pulsar Siguiente, nos encontraremos ante una nueva ventana en la que elegiremos el nombre que daremos a la impresora, y si deseamos que sea la predeterminada del sistema. Otra vez pulsaremos Siguiente, y casi habremos terminado el proceso de instalación, ya que se nos preguntará si deseamos imprimir una página de prueba. Después de pulsar Finalizar, se procederá a instalar los controladores de la impresora. Si el equipo servidor puede mandarlos por red, este proceso será automático. Lo peor que puede ocurrirnos es que necesitemos el CD-ROM de Windows o el controlador del fabricante de la impresora. A partir de este momento, utilizaremos esta impresora para imprimir cualquier aplicación, como si la tuviéramos físicamente conectada a nuestra máquina.
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